jueves, 8 de febrero de 2018

Dejando la lactancia nocturna (2da parte)

En la primera parte de esta "saga" de post "Dejando la lactancia nocturna" contaba el por qué quiero, queremos y necesito acabar con la lactancia nocturna al menos durante 6-7 horas al día y cómo nos fueron las tres primeras noches. Hoy recuerdo cuando E. era aún muy bebé y veía siempre un montón de información por todas partes sobre cómo dejar la lactancia nocturna pero nunca vi necesario leerlo. Incluso recuerdo que me hubiera parecido cruel y egoísta por mi parte si lo hiciera, aunque nunca juzgué a quién lo hacía, porque si decidía lactar con todo el amor del mundo y luego se arrepentía, sus razones tendría. Pero en mi interior me hacía varias preguntas ¿Por qué iba a dejar de darle lo mejor a mi hija solo porque sea de noche? Ella no sabe qué hora es. ¿Por qué iba a ser tan egoísta y buscar la manera de intentar dormir nosotros toda la noche seguida? El bebé lo que necesita es mamar y estar con sus padres.



Pues bien, ahora, después de estos casi 14 meses de lactancia materna, lo entiendo todo. Ya sea por necesidad de la madre: porque deba ir a trabajar más o menos descansada y espabilada por la mañana, porque se le acumula el cansancio de muchas horas sin dormir; o ya sea porque ella quiera: porque ya no disfrute de dar el pecho, o porque le duela; y sobre todo si el bebé ya no es tan bebé y comienza a alimentarse debidamente con otro tipo de alimentos, llega un momento en el que toda mujer "desea" destetar de noche a su hijo. Y digo "desea" entre comillas, porque toda madre que decide lactar lo hace de verdad porque es su deseo, pues no es una necesidad de ella, ni mucho menos una obligación, y lo hace con todo el amor del mundo pensando en su bebé, por lo tanto el día que ella "desea" dejar de hacerlo seguro que es por un montón de razones, o bien una sola, vale, pero suficiente como para dejarlo, y no es de criticar, así como aquella madre que decide desde un principio darle al hijo leche de fórmula. Opciones hay, y mientras sean saludables para nuestros bebés y para nosotras, bienvenidas sean. 

Ahora soy yo misma la que escribo un post sobre el tema, y no es que haya buscado ayuda en la Red para saber cómo proceder, pues realmente no me he puesto a indagar en Internet para ver si encontraba todos aquellos post que hablaban de ello. Solo me he fijado en una chica que lo hizo de una manera y en un momento en el que toda la familia parecía estar preparada para ello, y era durmiendo el bebé con el papá en un dormitorio y la mamá en otro (Gracias Mamá Ingeniera por contar tu experiencia). El papá ha de estar preparado para pasar la noche casi sin dormir y tener la paciencia suficiente para soportar los lloros del pequeño, pues se va a quejar, y mucho, sobre todo al principio, pues le están quitando su chupo de por la noche, su leche tibia de madrugada y el calorcito con la barriga de mamá. La madre ha de estar preparada para escuchar ese llanto sin hacer nada (de hecho hay quien reocomienda que use tapones para los oídos) y debe poder soportar bastantes horas con los pechos cargados de leche, e incluso tener con qué extraerla en caso de que el pequeño consiga dormir al final más horas de las que la madre soporta el pecho hinchado. Y el bebé debe estar bien alimentado durante el día de forma que no necesite alimento de noche, y que sepa beber agua, para que no pase sed. Será duro para los tres, pero sobre todo para el bebé, eso está claro, y aunque no es el método Estivill, a veces nos lo puede recordar, porque todo lo que sea hacer que el niño llore, nos duele, pero hay que pensar que en esta ocasión no está solo, está con papá, con sus brazos, sus besos, sus mimos, su protección y cuidado.

Cuarta noche:

La noche anterior E. había conseguido dormir 7 horas seguidas!! Así que mi chico estaba de subidón. Se había arriesgado a pasar mala noche incluso teniendo que trabajar al día siguiente, pero había salido bien. Así que procedimos igual. Le di el pecho a la niña antes de acostarnos y cuando estaba ya adormilada y se soltó me fui de la habitación. Pero esta vez se quedó llorando mucho tiempo. De hecho la noche no fue nada bien, E. se estuvo despertando muchas veces. Yo misma la pude escuchar desde el otro dormitorio. La suerte es que en cuanto la peque caía dormida mi chico era capaz de quedarse dormido también inmediatamente, y pudo descansar algo, lo que pasa que no de forma seguida como estaba acostumbrado (bienvenido a mi mundo de estos últimos meses, jeje). Por la mañana yo ya tenía los pechos bastante hinchados y me trajo a la pequeña conmigo y le di de mamar y quedamos durmiendo juntas. Pero bueno, no estábamos contentos. Yo a penas dormí, mi chico a penas descansó, y la peque lo pasó bastante mal.

Quinta noche:

Después de una noche tan mala como la anterior nos esperábamos lo peor, pero había que hacerlo, eso sí, intentaríamos irnos a dormir un poco antes. El padre la bañó y la llevó a nuestra cama, entonces me reencontré con ella y le di el pecho, todo lo que quiso, aunque yo no me sentía muy hinchada, hasta que se soltó para jugar (por desgracia no siempre se queda dormida con el pecho a la primera, a veces mama, juega y ya luego vuelve a mamar y duerme). Entonces me levanté y me marche de la habitación y ella comenzó a quejarse y llorar. Al llegar yo al otro dormitorio la seguía escuchando quejarse pero estuvo así menos de 10 minutos, por lo que supuse que se había quedado dormida casi inmediatamente. De madrugada sí que la escuché llorar al menos dos veces. Al día siguiente mi chico me contó que aquella había sido la peor noche de todas. El pobre no debió de descansar nada porque la niña se estuvo despertando cada dos por tres. Hubo momentos en los que quiso agua y bebió tan ricamente, otros en los que no se dormía ni paraba quieta en la cama. Fue una noche movidita. Por mi parte, tampoco yo dormí seguido, pero me desperté solo un par de veces. Eso sí, cuando mi chico se levanto para ir a trabajar yo tenía uno de los pechos que me iba a explotar así que le cambió el pañal a la niña y me la trajo corriendo a la cama. Oh qué alivio! Se debió de beber unos 200ml de leche entre los dos pechos y calló dormida de nuevo un par de horas. El error que cometimos esta vez fue dejar que E. mamara lo que quisiera toda la tarde e incluso antes y después de cenar, con lo cual lo que le pude dar antes de ir a la cama no fue mucho. Es mejor que yo esté unas 6 horas sin darle el pecho para que tenga gran cantidad de leche para beber justo antes de irse a dormir.

Sexta noche:

Después de decirme mi chico que la anterior noche, la quinta, había sido la peor de todas, intentamos hacer las cosas mejor en lo que se refiere a entretenimiento y alimentación de la pequeña durante el día, por si eso tenía que ver. De tarde la llevé a la piscina, que tanto le gusta y así se movía, y al llegar a casa, a eso de las 18:30 le dimos de merendar. Después me la acurruqué y le dí de mamar todo lo que quiso, que no fue poco (me dejó seca) con vistas a no volverle a dar más hasta que no llegara la hora de ir a dormir. Luego estuvo jugando y paseando por casa de arriba a abajo. Le dimos de cenar  a eso de las 20:00 y después se puso a jugar de nuevo mientras cenábamos nosotros dos. Me pedía teta de vez en cuando pero conseguía distraerla con algo y si tenía sed acababa siempre bebiendo agua de su taza de aprendizaje. A las 22:30 me la llevé a la cama para darle el pecho y ver si conseguía que se durmiera. Bingo! A las 23:00, después de haber mamado durante 20 minutos de los dos pechos y quedar bien saciada (pues ya los tenía bastante hinchados) cayó dormida como un cesto. Se acostó entonces mi chico con ella y yo me fui al otro dormitorio. A las 3 de la mañana ya la estaba escuchando yo llorar, y estuvo así casi hasta las 5, que es cuando fui a por ella para llevármela conmigo y ponerla a mamar, porque no era cuestión de que mi chico se pasara la noche entera sin dormir. Cada noche estaba siendo peor y no sabíamos qué hacíamos mal? Intentábamos acordarnos de qué pasó exactamente la tercera noche para que la pequeña durmiera 7 horas seguidas. Qué hicimos de especial esa vez? Pero no lo sabemos.

Séptima noche:

Después de un buen baño y una buena cena la peque estuvo jugando alegremente por casa sin dar demasiada guerra. En el momento de ir a la cama tampoco se quejó demasiado, y menos mal, porque yo aún no podía ir a darle el pecho para que se durmiera. Eso sí, estuvo quejicosa unos minutos y se durmió al lado de su padre, sin mamar!! Así que me preparé para lo que podía ser una madrugada intensa para mi pecho, pues no lo vaciaba desde las 19:30. Cuando me fui al dormitorio de invitados, donde llevo una semana durmiendo yo sola, me llevé el sacaleches por si la peque no se despertaba y yo debía levantarme para vaciar los pechos. Pero fue coger el pijama y mi chico me avisó de que fuera a darle la teta. Y así hice, fui para allá corriendo, antes de que E. se desperezara demasiado y me vació los pechos, estuvo mamando unos 20 minutos y siguió durmiendo al lado de su papá. Me marché silenciosa de nuevo al otro dormitorio rezando porque aquella noche fuera como la tercera, es decir, que la niña durmiera de corrido las 7 horas que quedaban para que mi chico se tuviera que levantar para ir a trabajar. Oh! sería estupendo! 7 horas!! Al final no fue así. Otra noche en la que E. no duerme seguido. Pero al menos esta vez solo se ha despertado unas tres veces y no se ha quejado más de 10 minutos cada una, así que tampoco ha ido del todo mal. Mi chico ha podido descansar y yo... Bueno, yo como solía hacer antes, porque he sentido cómo se quejaba de noche y a mi me cuesta más volver a coger el sueño cuando me despierto.

Con esto cerramos la primera semana intentando que la niña se acostumbre a dormir del tirón, o al menos vaya aprendiendo a dormir sin teta por la noche y yo pueda descansar un poco más, aunque aún tengo la asignatura pendiente de dormir yo del tirón esas 7 horas benditas que mi chico se queda solo con la peque. A ver qué tal nos va este fin de semana que entra y el resto de días!





No hay comentarios:

Publicar un comentario