domingo, 31 de marzo de 2019

MES 3: Muy acatarrada. Empiezan las estrías?

Semana 9 (segundo embarazo)

Muy acatarrada

Me he encontrado fatal toda la semana. La rinitis no me dejaba respirar y me ha ido bajando a la garganta, con mucha tos irritativa, y el médico, al estar embarazada, no me puede recetar nada, aunque me ha mirado bien los pulmones y por suerte no tendré bronquitis como el año pasado, así que en ese sentido estoy más tranquila. Pero he pasado la semana casi sin poder hablar por el dolor de garganta. Además, cuando quiero toser, porque noto que quiero echar algo, me cuesta tanto que al hacerlo se me irrita mucho más la garganta. Y el esfuerzo es tal que siempre acabo cogiéndome la barriga, pues a veces toso demasiado fuerte y me da algún tirón en los músculos del abdómen. Sé que no pasa nada, que el embrión no siente nada o casi nada aún ahí dentro, que está muy bien acolchadito. Lo único que hace que me sienta bien es tomarme una sopa bien calentita antes de cenar, pero claro, eso tiene una contra, que no puedo evitar levantarme al baño de madrugada a orinar.

Pero lo peor de todo es el dolor de oídos que tengo. No hay infección, el médico me ha dicho que es por el moco acumulado, pero me duelen mucho y me estallan de vez en cuando. Podría usar agua de mar para descongestionar la nariz, pero la verdad es que no me gusta nada, y me suele hacer más daño a los oídos, así que estoy toda hecha un cuadro.

Por otro lado tengo el labio hinchadísimo por culpa del herpes que me ha salido al estar mala. No quiero ponerme aciclovir, pues en la realidad no me ha llegado a salir ampolla, sino que tengo una costra reseca en el labio que tampoco me deja hablar demasiado bien y a veces ni comer, pues al abrir la boca me suele sangrar.


Y me siento cansada en general y encima voy algo estreñida por culpa de estar tantos días en el hospital cuidando de mi hija, casi sin moverme de allí. Esto hace que la barriga me haya aumentado considerablemente, y eso que estoy comiendo bastante naranja, pero es que también vuelvo a tener bastantes gases que me hinchan la tripa un montón. Acabo de empezar el tercer mes y ya me molesta la cintura del pantalón cuando me siento a comer, y todo es por lo mal que voy de vientre y la gran cantidad de líquido que estoy tomando todo el rato.

Empiezan las estrías?

He empezado a notar mucha sequedad en la piel. Supongo que la culpa es mía por no llevarme nada de crema ni aceite corporal al hospital para después de la ducha, así que he pasado casi una semana sin hidratarme, y me temo que eso me pase factura. He sacado la crema antiestrías, el bote entero que me sobró del otro embarazo, Repavar, y que pensé que hasta el segundo trimestre no tendría que usar, pero cuando me lo hecho me dura poco, y vuelvo a sentir en unos minutos que tengo reseca la piel de nuevo.


Y eso que bebo mucha agua, así que por ende debería tener la piel más hidratada, pero no. Si es que hasta he notado que se me pela la piel del pecho! Y no puedo parar de rascarme a los lados de la barriga. Cómo pica! Bueno, no he podido parar hasta que me he quitado la camiseta y me he empezado a ver unas marcas rojas como si fueran principio de estrías. Horror!! Me he dicho: "deja de rascarte ya mismo y toma medidas corriendo para que esto no vaya a más".


Ahora sí que sí he empezado a tomarme muy en serio lo de la sequedad de la piel y me he comprado una nivea nueva para este embarazo, así que al final voy todo el día pringada, a ver si aún llego a tiempo para que las estrías no se terminen de hacer! Pero si en el otro embarazo no tuve!! Qué mala suerte...

Las manos, de lavármelas tanto por la infección intestinal de la niña, y después usar contínuamente el desinfectante, se me están empezando a ajar, por eso cada vez que puedo, ahora que estoy en casa, me embadurno bien con crema, que ya en el otro embarazo lo fui dejando y llegaron a sangrarme los nudillos, y es que el exceso de higiene es tan malo como la falta de la misma.. Las uñas ya se me están empezando a estropear, pero intento llevarlas siempre cortas y limadas, para no tener la tentación de mordérmelas (que es lo último que me apetece hacer con el labio tan hinchado como lo llevo, pero con lo mala que me siento nunca se sabe si me dará un ataque de esos en que me las muerdo casi sin darme cuenta).

Síntomas:

9 semanas de embarazo (estatura: 1.72cm)
Peso: 51.9kg


Sigo con el pecho como siempre, pequeñito y flácido.

El pelo me dura "limpio" casi una semana entera. Supongo que es debido también a la sequedad de la piel, que estoy sufriendo en todo el cuerpo incluso en el cuero cabelludo, y por eso a penas se me engrasa o ensucia, ya que lo llevo siemrpe recogido.

Estreñimiento y gases como ya he comentado, con su respectivo abultamiento de barriga.


Más razones por las que aún no lo contamos a los familiares

Al principio pensamos en contarlo en la semana 8, después de confirmar que hubiera embrión y latido. Luego hablamos de la semana 10, para el cumpleaños de mi chico. Pero ahora no me apetece nada contarlo hasta la semana 12 por lo menos, hasta tener resultados de análisis y también la siguiente ecografía. Él está como yo, aunque a veces le apetecería decírselo ya a todo el mundo, pero como es cosa de los dos, hasta que ambos no estemos convencidos y con ganas de hacerlo, no lo diremos (y eso que su madre ya lo sabe desde la semana 8). Supongo que además al sentirme tan mal se me quitan las ganas de pensar en ello y no tengo cuerpo para celebrarlo, pero es que tampoco vamos a contárselo en estas circustancias a nuestra hija, o la pobre va a pensar que el embarazo es una enfermedad que le hace mal a mamá, y debería ser todo lo contrario.

Está claro que si abortara lo contaría a la familia, porque creo que yo sí que necesito el apoyo de los más cercanos, y ya vería cómo lo haría, pero de momento prefiero dejarlo así.

Sé que a mi madre le causará mucha impresión cuando se lo contemos, pues ya estaré terminando el tercer mes de embarazo, o sea, casi a punto de empezar el segundo trimestre!! pero como es cuando viene a vernos será en persona, y esperamos que eso haga que el momento sea más bonito al ver su reacción, que con mi hija E. no pudo ser así y fue por videoconferencia. Además al estar con ella cuando se lo digamos, no tendrá demasiado tiempo para pensar en todo lo negativo que puede pasarle por la cabeza, se lo contaremos como algo fantástico, y esperamos contagiarle de nuestra ilusión. No vamos a dejar que se tome un rato a solas demasiado largo para que se vaya al lado oscuro a elaborar preguntas para hacernos al siguiente día sobre todo lo malo que puede pasar, sobre todos los contras que pueden ocurrir, y todas esas dudas que pueda tener de cómo nos vamos a organizar (que es lo que menos me apetece escuchar de mi madre, y sé que hara que el embarazo se me haga eterno, aunque ojalá me equivoque....).

Con suerte a nuestra hija se lo podremos contar al final de la semana 12, justo antes de contárselo a los demás, cuando la barriguita de mamá haya crecido ya un poco y no sea solo por gases o estreñimiento. Ella me ve untarme el abdomen con crema todos los días, cosa que antes no hacía, pero es aún muy pequeña (solo 27 meses) como para percibir que está aumentando de tamaño, de hecho casi no se nota mucho como se aprecia en las fotos anteriores.


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sábado, 23 de marzo de 2019

Mes 2: Primera visita ginecológica con sensación agridulce. Rinitis

Semana 8 (segundo embarazo)

Esta semana estuve varios días sin escribir porque nuestra hija de 2 años se contagió de rotavirus y estuvo ingresada en el hospital durante 5 días, más los días anteriores de efermedad en casa y los posteriores de recuperación. Lo más importante que ha pasado en la semana 8 de embarazo ha sido la primera visita oficial al ginecólogo, y digo "oficial" porque tuve que ir en la semana 6 por un pólipo que se salía de la vagina (MES 2: De nuevo al ginecólogo de urgencia. Regresa el apetito) pero la visita de esta vez es ya por el embarazo.

PRIMERA VISITA GINECOLÓGICA DEL EMBARAZO

Mi chico y yo habíamos reservado este día para nosotros. Iba a ser la primera vez que nuestra hija fuera a dormir a casa de su abuela. Lo habíamos decidido así para tener una noche especial entre nosotros, a solas, que no teníamos desde hace más de 2 años, por si al día siguiente, en la visita al ginecólogo, nos daban una mala noticia. Necesitábamos mimarnos y estar juntitos hablando de los "y si..." que nos podríamos encontrar, para estar preparados.

Pero no pudo ser. A nuestra hija la ingresaron en el hospital dos días antes y a la cita con el ginecólogo tuve que ir yo sola.  Era tan grande la preocupación que tenía por nuestra hija que me di cuenta que durante el trayecto de 10 minutos que hay entre el hospital y mi ginecólogo no era capaz de pensar en nada. No tenía ilusión ni tampoco preocupación por lo que me podía encontrar allí. No había miedo ni nervios en mi cuerpo. Iba sola, y sabía que nadie podría consolarme si algo salía mal, ni tampoco iba a tener con quién celebrarlo a la salida si todo iba bien. Pero estaba preparada para cualquier cosa, aunque solo esperaba 2 noticias: que hubiera embrión y que hubiera latido, así tendría aún 7 meses por delante para poder festejar el embarazo. Mi corazón estaba en el hospital con mi hija de tan solo 26 meses enganchada a un suero y sin poder comer.

En el ginecólogo me preguntaron lo normal:
  • confirmar último día de regla (20 de enero)
  • peso: 50.5kg
  • hábitos alimenticios (por si solía comer carne cruda, que es que sí, pero evidentemente desde que sé que estoy embarazada, no, por miedo a la toxoplasmosis)
  • síntomas o malestar: ninguno a destacar, como parece ser habitual en mí.
Ecografía

Inmediatamente me puso al ecógrafo vaginal y allí estaba, un pequeño embrión, que era más como una alubia gordita que otra cosa. Medía 1.47cm, lo que correspondía con la ovulación en el fin de semana que me dio el TO positivo (un día después de lo que yo suponía, y un día antes respecto al día de última regla que yo dije al ginecólogo, con lo cual, a partir de ahora, contaré las semanas como él, para no tener que llevar dos cuentas, y punto, pues solo habrá un día de "error"). 

Había un pequeño embrión, pero latía con fuerza!


Era una alegría enorme, pero mi chico no estaba conmigo, así que la sensación fue totalmente agridulce, como un bonito sueño que pasa rápido y pronto se olvida, y es que todo fue muy rápido. Mi ginecólogo se caracteriza por ser veloz y breve en las ecografías, y sabía que este era nuestro segundo embarazo, así que tampoco se detuvo en enseñarme a mi futuro bebé, pues encima, estaba yo sola.

Así fue nuestra primera visita al ginecólogo en mi primer embarazo: Mes 3: Primera cita ginecológica y ecografía

Volantes para las analíticas

Me dieron 3 volantes para analíticas. Dos de ellos son para hacer a la vez entre la semana 9 y la 12 de embarazo, porque se tratan de la analítica general del primer trimestre y la del cribado para trisomías. El tercer volante es el que en principio he de hacerme a parte y en la semana que me digan los del laboratorio porque es para detectar trisomías también pero con más precisión, con más exactitud a afinar en la detección de cromosomas alterados en el feto y así recomendar o no una amniocentesis. Como yo ya tengo 41 años, de ahí mi petición para hacérmelo, y la aceptación por parte de mi ginecólogo en prepararme un volante para ello.
Las tres analíticas son concretamente:
  • Analítica general del primer trimestre: hemograma, test coomb indirecto, plaquetas, hemoglobina glicosilada, vitamina D, toxoplasmosis IqG, toxoplasmosis IqM, TSH, Rubeola IqG, rubeola IqM, Lues, antígeno australia, hepatitis C, HIV y Sedimento en orina.
  • Cribado bioquímico de riesgo de trisomías: determinación en sangre de las hormonas PAPPA y FBHCG (que junto con la medida de traslucencia nucal y la edad de la madre les dará un % de riesgo para las trisomías 13, 18 y 21, o lo que llaman triple screening).
  • Cribado no invasivo prenatal en sangre materna: miran y estudian el ADN fetal.
El tercer cribado se puede hacer a partir de la semana 10 cumplida y es de pago. Nosotros lo haremos con VeriRef que lo que hace es un test de laboratorio para analizar, a partir del ADN fetal que se encuentre en la sangre materna, el riesgo de existencia de aneuploidías en los cromosomas 13, 18, 21, X e Y del feto (por ende nos podrán decir el sexo del bebé muy pronto, pero eso nos importa mucho menos, por no decir nada en absoluto). La sensibilidad para este test es de más del 98% y la especificidad de más del 99,9%, es decir, superior al triple screeing habitual que se hace a partir de hormonas de la madre, pues para el VeriRef  se usa directamente material genético del feto.

En todo caso, si saliera una alta probabilidad de alguna trisomía me realizaría una amniocentesis, que al fin y al cabo es la única prueba que puede determinar al 100% la presencia de dicha alteración cromosómica  en el feto. No es que nos preocupe demasiado el hecho de que aparezca una alta probabilidad de tener un bebé con Síndrome de Down (cromosoma 21) sino con el Síndrome de Edwards (cromosoma 18)  con una alta tasa mortalidad postnatal, o el síndrome de Patau (cromosoma 13) cuyos bebés no suelen superar los primeros días o semanas de vida.


RINITIS

Bien es conocida la alta probabilidad de rinitis en el embarazo, y aunque no se llegue a tener rinitis, yo creo que toda mujer embarazada pasa alguna época en la que siente las fosas nasales muy secas y con congestión, algo así parecido a una alergia. Pues bien, no es que la rinitis que he cogido yo sea gestacional sino hospitalaria, por estar todo el día metida en la habitación del hospital con mi hija, en donde a penas hay algo de humedad pero como soy propensa, pues lo he cogido con ganas. Tengo las fosas nasales tan imflamadas que no puedo ni moquear. Siento congestionada la zona y solo puedo aliviarlo por la garganta y a duras penas. Y además se me comienza a secar también la garganta de respirar por la boca a todas horas. Sé que no me puedo tomar nada, ningún antihistamínico ni mucolítico ni nada que no sea paracetamol para el dolor de garganta, pero este tampco quiero tomarlo. Al fin y al cabo el paracetamol es tan solo un analgésico, es decir que no me curará nada, sino que solo aliviará el dolor que tenga, y no me compensa si sé que puede pasar al embrión, en esta semana 8, que es muy prontito.

Contándoselo a la familia

Al final hemos decidido contarle a mi suegra que estoy embarzada. Todo ha sido al volver del ginecólogo. Ella se iba a haber quedado con la niña esa noche pensando que yo tenía cita con el dentista a primera hora de la mañana. Le hemos dicho la verdad, y el por qué de nuestra preocupación también cuando tuve que ir a urgencias por el pólipo. Creíamos que se lo imaginaba, nos daba la impresión de que auguraba que estaba embarazada por sus indirectas, pero al contárselo nos hemos dado cuenta de que no era así para nada, jajaja, la pobre no tenía ni idea, y se ha llevado una sorpresa y una alegría muy grandes.

No obstante, es mejor así, porque necesitamos una cómplice para quedarse con la niña cuando tenga que ir a hacerme las analíticas de sangre (no queremos hacer madrugar tanto a la pequeña) y para que entienda que no puedo beber agua cogida de la fuente como hacen ellos, sino que sea del grifo o de botella, que no puedo comer jamón ni embutidos sin cocinar, ni probar el vino (aunque esto tampoco les sorprende tanto porque no soy nada bebedora de alcohol). También ha entendido que se lo digamos solo a ella porque es la que está viniendo al hospital a pasar la tarde con la niña para distraerla un poco, y está viendo que yo a penas le estoy cambiando pañales, por no contagiarme ya que tiene mucha diarrea, y estoy continuamente lavándome las manos.

El problema es que ahora ella es la que nos presiona un poco para que lo contemos al resto de la familia porque dice que le va a costar morderse la lengua, pero confiamos en que aguantará perfectamente y dejará que seamos nosotros quien lo anunciemos, cuando lo creamos oportuno.

Yo por mi parte no quiero que lo sepa aún mi madre, y menos en este momento que tenemos a la niña ingresada. Necesito paz, y desconectar un poco del embarazo. Ahora que ya sé por la ecografia que todo va bien, he de dedicarme a mi hija pequeña y no preocuparme por nada más que no sea importante. El embarazo está controlado, yo me estoy cuidando, mi marido también cuida de mí, no necesito llenar mi cabeza de preocupaciones.

Síntomas:

8 semanas de embarazo (estatura: 1.72cm)
Peso: 51kg
Contorno pecho: 78cm
Contorno barriga (por el ombligo): 75cm
Contorno cadera: 93cm



Es verdad que he aumentado los cm en la barriga, pero creo que mucho tiene que ver con el estar en el hospital y casi no hacer de vientre.

Vuelvo a tener mucha hambre, ahora sí que me reconozco como una embarazada en potencia que no dejará que nadie se interponga en mi camino hacia un plato de comida.

También orino con mucha frecuencia, pero como pasa con la barriga,seguro que es porque bebo mucha agua para ayudar a curar la rinitis y aliviar el dolor de garganta, y tengo una presión considerable en el abdomen por no ir bien al baño.

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viernes, 8 de marzo de 2019

MES 2: Malestar digestivo. Desanimada por ausencia de síntomas

Semana 7 (segundo embarazo)

Comienzo la semana con malestar digestivo

Aunque estoy tranquila y sigo sin hacer demasiados esfuerzos, al no ir bien al baño al principio de esta semana me estuvo provocando un dolor de barriga que me recordaba a las molestias de la regla, y me entraba un malestar general que me hacía sentirme decaída y fatigada a la mínima. Todo viene relacionado con el aparato digestivo y no sé si es porque estoy enferma, nerviosa o es por el embarazo. Cuando tengo hambre he de comer al momento o me entra un dolor de barriga que luego ya no se me quita aunque coma. En cambio, a la hora de ponerme a comer me sacio fácilmente, tal vez por eso tenga hambre continuamente a lo largo del día. Me siento hinchada, como si tuviera gases que no soy capaz de expulsar, con ganas continuas de ir al baño pero sin fuerza para empujar, como si tuviera una revoltura y estreñimientos continuos.

He echado en falta esta semana algún momento de relax en el sofá escuchando música y hablando con mi "garbancito" como llamo cariñosamente a mi futuro bebé. Tan solo los momentos de ducha nocturnos han servido para centrar mis pensamientos en lo que está pasando dentro de mi barriga.

El vientre sigue creciendo, lo noto sobre todo en los pantalones, que comienzan a molestarme cuando estoy sentada. No sé si es debido al embarazo, a esa acumulación de grasa en la lorza, o al malestar del aparato digestivo que estoy sufriendo, pues es sobre todo después de comer cuando he de desabrocharme el pantalón, como si me hubiera metido una comilona, cuando en la realidad no estoy comiendo más que antes.



Termino la semana desanimada

Lo de seguir sin tensión en los pechos me está empezando a preocupar un poco. El haber dejado de tener flatulencias (que como he comentado antes noto que tengo ganas de echar gases, pero me cuesta y no lo logro) y de volver a ir bien al baño los últimos días de esta semana me hace pensar de vez en cuando que el embarazo se ha parado, y aunque sé que es una tontería pensarlo (se haya parado o no, no sirve de nada pensar en eso hasta que me vea el ginecólogo, pues nada se puede hacer) me preocupa. En el otro embarazo tampoco tuve síntomas a penas, pero al menos sí que se me hincharon los pechos ya en la semana 5, y puede que este embarazo sea aún mejor que el otro, y que lo de los pechos venga más adelante, pues tan solo hace 2 meses que dejé de dar el pecho, por lo tanto están más que preparados para la lactancia, pero me mosquea. Así que eso que decía de disfrutar el embarazo día a día desde el principio me está costando mucho.

Necesito pruebas. El haber visto la bolsa sin embrión hace un par de semanas no me ha sentado bien, y aunque sé que es normal que no se vea pues estaba tan solo de 5 semanas, me perturba el pensamiento y me hace pensar que no va a aparecer.

Cuando vaya al ginecólogo, si todo va bien, sé que me empezaré a comer la cabeza con otra cosa, jajaja y que al final pasaré todo el embarazo preocupada por algo, no lo voy a poder evitar, así que tengo que intentar estar distraída y es por eso que esta semana a penas he escrito en mi diario de embarazo.

Por las mañanas intento dar todo de mí para poder hacer la limpieza de la casa y disfrutar de mi hija de 2 años, pero después, a la tarde ya estoy k.o. y me cuesta mucho hacer cualquier cosa, incluso bajar al parque con ella, por eso intento poder hacerlo por la mañana cuando hay algo de sol. No sé cómo lo haré para conseguir una rutina activa con la peque sin morir en el intento cuando tenga más barriga y venga el buen tiempo, pero habrá que apañarse...

Me he tomado la temperatura basal un día, para tranquilizarme (o ponerme más nerviosa, claro está) y por suerte estaba por encima de 37ºC, además la tomé perfectamente, habiendo dormido más de 5 horas seguidas y sin inmutarme de la cama para ponerme el termómetro, sin hablar ni nada. Pero con cada signo de embarazo me pregunto: son síntomas de embarazo con embrión? o es indiferente? Y por eso necesito que llegue cuanto antes el día de ir al ginecólogo y despejar la duda de si va todo bien o no. 

Necesito y muero de ganas por ver que dentro de mí hay un embrión que late, que mi garbancito es un luchador y se está aferrando a mamá tan fuerte como ella le dice.

Sin ganas de contar que estoy embarazada

No tengo ganas de decírselo a la familia. Así como al enterarme de que estaba embarazada me costó morderme la lengua y no contárselo a mi familia, ahora ya estoy más calmada en ese sentido y no pienso mucho en ello, ni en cómo se lo vamos a decir. Al principio habíamos hablado que sería a la vuelta del ginecólogo, es decir, a las 8 semanas, pero ahora me apetece que sea más adelante, para que pase más tiempo sin que sea monotema de conversación entre nosotros. Sé que me van a sacar los peros y los por qués para preguntarnos que cómo vamos a hacer esto y lo otro con una niña de 2 años (que tendrá casi 3 cuando nazca su hermano) y no me apetece entrar en discusiones absurdas ni escuchar opiniones sobre cómo debemos hacer las cosas. Por ejemplo sé que desde que lo hable con mi madre siempre habrá alguna pregunta relacionada con la forma de proceder ahora en el embarazo y después con un segundo hijo. 

Ya me lo estoy imaginando: "Quién llevará a la niña al cole?", "Y qué vais a hacer con la niña cuando te pongas de parto?", "Pensais cambiar de coche?" , "Cómo os vais a apañar para dormir?", "También piensas darle el pecho 2 años?"... Tendré que apuntar todas las que se me ocurran a ver si van cayendo, jajaja y quién me las dice (seguro que mi madre unas cuantas). Me haré un lista de preguntas y posibles respuestas en frío, para no meter la pata en caliente, aunque creo que la mejor va a ser la de "ya nos apañaremos" o "ya lo veremos cuando llegue el momento". 

Como se puede ver no estoy muy animada, y por eso no pienso en dar la noticia como un "sorpresa!!" ni nada por el estilo, sino decirlo tranquilamente y quien no se entere ya verá la abrriga, jajaja, no espero reacciones fascinantes por parte de nadie, ya que la otra vez tampoco las tuve. En mi familia se sorprendieron y casi me recriminaron el quedarme embarazada a la espera de una revisión importante del pecho. En la familia de mi chico, cuando se lo dijimos a mi cuñada nos dijo "Ah sí? oye que me alegro, que me tengo que ir" sin expresión alguna. Así que no merece la pena devanarse los sesos para hacer algo especial.

Además entre algunas amistades seguro que soy criticada por quedarme embarazada con 41 años, o por tener que prorrogar de nuevo la búsqueda de trabajo, ahora que la niña empezará el cole en septiembre y ya tenía más libertad. 

Y luego están las amigas que lo están pasando mal, una por malos tratos en la pareja, otra por cáncer... y no creo que sea propicio dar la noticia con un yupi! qué alegría!! No. La daré a su debido tiempo y manteniendo la serenidad sin presumir de felicidad o de dicha, simplemente por compartir un evento feliz para mí y del cual sé que se alegrarán mucho, y ya está. 

Síntomas:

Aunque me acuesto 2 horas después de cenar, noto algo de reflujo cuando me tumbo para ir a dormir.

Estoy muy sensible y lloro con muchísima facilidad. Creo que a diferencia del otro embarazo, esta vez tengo mucho estrés y mucha tensión y entonces cualquier cosita me hace llorar, ya sea de tristeza o de emoción. Esto en el otro embarazo no me pasó, la verdad que no tuve cambios de humor, pero supongo que fue porque estábamos mucho más relajados en casa que ahora con nuestro pequeño terremoto.

Al igual que en el otro embarazo se me mantiene limpio el pelo mucho más tiempo. Yo me lo suelo lavar cada dos días, y esta semana he llegado a estar hasta 6 días sin que se notase algo de grasa en las raíces. Ojalá sea síntoma de que el embarazo va bien!

En cambio las uñas se me han vuelto quebradizas de nuevo y he de llevarlas muy cortadas para que no se me rompan a la mínima.

7 semanas de embarazo (estatura: 1.72cm)
Peso: 50.7kg





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viernes, 1 de marzo de 2019

MES 2: De nuevo al ginecólogo de urgencia. Regresa el apetito

Semana 6 (segundo embarazo)


De nuevo al ginecólogo de urgencia

Esta semana hemos pasado dos días muy malos, tanto física como psicológicamante. Al día siguiente de ir a urgencias y que me detectasen que tenía un pólipo que sangraba de vez en cuando, me dio por mirarme la vulva con un espejo antes de acostarme, pues cada vez que me limpiaba seguía dejando un pequeño rastro de sangre y mucho flujo. Vi asomar algo que no debería estar ahí. Era como un apéndice colorado de unos 2cm de largo que salía de la vagina hacia afuera.

Lo primero que pensé es que aquello no me lo vio el ginecólogo de urgencias porque fue directo a mirarme el fondo de la vagina, donde me han salido siempre los pólipos y donde peligraba el ver un sangrado. La cuestión es que me asusté muchísimo. Lo primero que pensé es que era un tumor, y por lo tanto el miedo se apoderó de mí. De nada servía estar embarazada e ilusionarse con un bebé si me detectaban ahora un cáncer.

Pasé la noche casi sin dormir y a la mañana siguiente llamé a mi ginecólogo para que me cogiera para verlo, pero dio la mala casualidad de que había salido por una urgencia. Aún así quedaron en llamarme a ver si podía visitarle cuando volviera. Las horas de la mañana pasaban y yo me subía por las paredes pensando lo peor así que decidí ir a urgencias al hospital de nuevo.

Tuve la suerte de que de camino a urgencias me llamaron de mi ginecóloga para que acudiera y así me haría pasar entre una visita y otra. Allí estuve esperando algo más de una hora. Una eterna hora, pero era mejor que estar en urgencias sin saber quien me iba a atender y si me iban a tomar en serio o no. La ginecóloga me dijo que probablemente era el pólipo, pero yo no lo creía así, pues el pólipo era endocervical, como los demás y el informe de urgencia decía que medía 10x5mm, o sea, un centímetro justo. Lo que a mi me sobresalía era más largo e impresionaba.

Al tumbarme en la camilla y "apretar" no salio nada y el ginecólogo se me quedó expectante, pero lo ayudé yo con los dedos y se lo enseñé. Ahí estaba la maldita cosa roja que no debía estar. El gine, sin vacilación confirmó que era el pólipo que se supone que me habían detectado en urgencias y se extrañó de que con aquel tamaño tan grande no me lo hubieran quitado, así que me lo cortó allí mismo. No me podía poner betadine ni nada similar con yodo por el embarazo, así que me informó de que sangraría bastante todo el día, y además que sería sangre muy roja, que no me asustara.

Aprovechó a mirarme con el ecógrafo vaginal, pero solo por curiosidad, supongo que para comprobar de un vistazo que estaba embarazada, y efectívamente allí seguía el saco gestacional, pero no se veía nada más aún.

Lloré al salir del ginecólogo. Lloré de camino a casa. Lloré al llegar a mi hogar y ver a mi niña (que la estaba cuidando mi suegra) y lloré al contárselo a ella (que no sabe que estoy embarazada). Mi chico, que había estado conmigo en todo momento me tuvo que abrazar mucho y darme mucha fuerza siendo optimista y pensando que era una suerte que no fue lo que nos habíamos temido pero dejando que me desahogara lo que necesitara. Aún así, hoy, dos días después, es él el que se queda mirando a la nada pensando en los sustos que nos hemos llevado en tan solo dos días.

El pólipo se ha llevado a analizar y me darán el resultado cuando tenga la cita para ver el embrión, o sea, dentro de 2 semanas y media. Hasta entonces, esperar y esperar como siempre y rogar no volver a tener más sustos. Me vendrá bien tener unos días tranquila y aclarar mis ideas, porque en esta vida no merece la pena luchar por un embarazo o un hijo que aún no tienes si lo que te falta es salud para poder cuidar de él.

Durante toda la tarde estuve de reposo, porque sangraba mucho, y me dolía todo el cuerpo, pero sobre todo la barriga y los lumbares. No tenía ni apetito, ni ganas de orinar y eso me mosqueaba. Había perdido los únicos síntomas de embarazo que tenía. Otra razón para comerme la cabeza con malos pensamientos... Debía relajarme y no sabía cómo.

Tuvimos la suerte de que nuestra hija se portó muy bien esa noche y pudimos descansar. Al día siguiente yo ya parecía otra. Me volvió el apetito, las ganas continuas de orinar y hasta volvieron las flatulencias, jajaja, que aunque no es algo agradable, sí que era otro de los síntomas del embarazo que habían desaparecido con los nervios de tanto viaje a urgencias. No sé si fue todo psicosomático o de verdad el pólipo me estaba afectando hormonalmente a todos estos síntomas de dolor alrededor del cuerpo.

Síntomas

Vuelvo a tener mucho apetito. Lo cual me satisface porque en el embarazo de mi hija estaba igual.

Me ha comenzado a salir otra calentura en el labio, pero puede que haya sido reflejo del estrés que pasé con lo del pólipo o que me sale por tener la temperatura elevada por el embarazo, de hecho en el anterior me salieron dos veces. Ya he comprado aciclovir por si se me pone muy mal. Se supone que no es recomendable usar este medicamente en el embarazo, pero parece ser que si es en pomada no pasa nada para usar una pequeña cantidad sobre la calentura. En el embarazo anterior fue el ginecólogo el que me confirmó que no abía problema por usar un poco para curar el labio, no obstante todo lo que pueda aguantar sin echarme nada, mucho mejor. El truco es mantener el labio seco, aunque sea molesto y quede tirante, porque lo que a de suceder es que se seque, y sobre todo nada de ir a la piscina o estar en zonas con mucha humedad y mucho menos usar pasta de dientes, pues el Flúor es malísimo para la calentura.


Ya no tengo tanto flujo vaginal como estaba teniendo. Casi hasta podría decir que estoy bastante seca y no sé si esto es bueno o es malo, porque no recuerdo cómo estaba a estas alturas en el otro embarazo.

Por unos momentos he comenzado a tener un ligero pinchazo en un pecho, pero aún no me duelen ni molestan.

Al llegar la noche me molesta la cintura del pantalón y me siento bastante hinchada, por lo que he comido o por la lorcita de grasa que ya se me está colocando alrededor de la cintura.

6 semanas de embarazo (estatura: 1.72cm)
Peso: 50.6 kg





Comprobando la hormona hCG:


Al respecto de la barriga

Soy muy delgadita, siempre lo he sido, y por eso en el primer embarazo no hacía más que mirarme la barriga semana tras semana a ver si percibía cómo se iba abultando. En cambio, hasta que no estuve de 20 semanas no se me empezó a notar un poco, y no fue hasta la semana 23 cuando se empezó a ver que estaba embarazada.

Con el tiempo y con lectura comprendí que cualquier aumento de barriga en ese tiempo había correspondido simplemente a la acumulación de grasa en el abdomen, una bella lorza como la que me empieza a salir ahora, pero que nada tiene que ver con el aspecto de una redondita y bonita barriga de embarazo.

Así que al principio de este embarazo pensé en no obsesionarme con el aspecto de mi barriga, además porque no quería que se notara hasta que no lo comentáramos a la familia (entre la semana 9 y 10) y como ya sé que todo lo que nos hinchamos en estas semanas es debido a la acumulación de esa grasa de reserva para la lactancia, pues no me iba a poner a observar cada día mi abdomen buscando la evidencia del embarazo.

No así, ahora que ya comienza a salirme la grasa alrededor de la cintura, me apetece disfrutar de la redondez como embarazo, aunque sea en mi intimidad, es decir, que no voy frotándome la barriga por la calle, jajaja, pero en casa sí. Con lo planita que yo soy cualquier acumulación de líquido o grasa en esa zona es debida solo a mi embarazo, y por lo tanto una razón grande para verme gordita por ello y no solo porque esté ganando unos centímetros de más de grasa en esa zona.

Supongo que son diferentes formas de verlo y de vivirlo, y yo esta vez miraré mi lorza y pensaré en toda la comida que estoy almacenando para mi bebé y para mí cuando nazca! así suena más bello, no?



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