jueves, 29 de noviembre de 2018

Trauma infantil llamado "respeto a los demás" (1ra parte)

Mi madre en ocasiones me tiró una zapatilla, mi padre alguna vez me soltó un cachete.
A consecuencia de eso desarrollé un trauma infantil llamado "respeto a losdemás"

Quiero comentar el cartel que siempre anda circulando por las redes sociales con el texto que he dejado escrito en las primeras líneas de este post y empezaré diciendo que a mí me pegaba mi madre de niña y siempre dije que no tenía un trauma por ello. Incluso en varias ocasiones lo comenté con otra amiga mía a la que le pegaba su padre, y opinaba como yo, que no por eso tenía un trauma y que reconocía que a veces era ella la que le iba buscando las vueltas al padre hasta que le soltaba una bofetada, "como si lo estuviera deseando" decía ella misma. A día de hoy me consta que esta amiga y su marido sí que pegan a sus hijos cuando "deben hacerlo".

Siempre pensé que pegaría a mis hijos

Siempre pensé que educaría a mis hijos igual de bien que lo hizo mi madre conmigo. Me considero una persona respetuosa con los demás, empática, cariñosa... Pero sobre todo una persona con sentido común. Supongo que todo eso tenga que ver con la forma en la que me educaron. Me gustaba ir al colegio y sacaba buenas notas, pero nunca tuve muchos amigos porque vivía más o menos lejos de la escuela y con quien me tocaba jugar siempre era con mi hermana. Como ella es 4 años mayor que yo, casi siempre se dedicaba a chincharme, y yo, sentimental por naturaleza, lloraba por ello y por cualquier tontería que ella me hacía. Mi madre se enfadaba al vernos pelear, pero lo que peor llevaba era oirme llorar de forma escandalosa, así que me solía propinar una bofetada (en cara, culo, o donde pillara) para que me callara. A ella no, a ella no le pegaba, o al menos no recuerdo haberlo visto nunca, como era la mayor, hablaba con ella y le pedía que me dejara en paz. Lo que mi madre conseguía pegándome era que llorara a escondidas, pero nunca dejé de llorar porque mi hermana me chinchara, nunca deje de quejarme, y por ende siempre acabé con una bofetada en la cara o un azote en el culo. Cuando crecí me dí cuenta de que no me gustaban los niños chillones y llorones, o en general ningún niño. Más bien me molestaban y pensaba que sus padres no les estaban educando bien, y que se merecían un buen cachete para que fueran buenos, como yo, que fuera de casa jamás monté un numerito, ni di guerra, ni me movía del sitio donde me dijeran que me tenía que poner. Nuestros padres siempre estuvieron orgullosos del comportamiento de sus dos hijas, porque realmente éramos muy buenas niñas. Por eso yo pensaba que a mis hijos les pegaría cuando se lo merecieran, porque habían de aprender a no subirse a la chepa a los padres y respetar sus palabras, y que eso no significaría que no les quisiera igual, pues sé lo mucho que me quería mi madre y que para ella lo más importante en el mundo siempre hemos sido mi hermana y yo.

"En ocasiones me tiró la zapatilla"

Creo que quien defiende esta idea sabe de sobra que con una o dos veces que tu madre te tire la zapatilla no le vas a tener más respeto. Para creer que con la zapatilla se consigue más obediencia hace falta tirarla muchas veces pero sobre todo haber pegado con ella otras cuantas, las justas y necesarias para que cuando el niño vea  a la madre descalzarse eche a correr o comience a portarse bien o a obedecer. Por qué? Pues todos los que hemos tenido una "madre-zapatilla-voladora" sabemos que duele más que te den con la suela de la zapatilla que con la mano. No hay otra. Así que ese "en ocasiones" intenta disimular lo que en la realidad vivíamos antes, que era un abuso de "me quito la zapatilla?" "Me la quito?" "Quieres que me quite la zapatilla?" un montón de veces al año. Y, lo que ya he dicho, que para que esa frase tenga sentido ante un niño, antes de que un lanzamiento de zapatilla tenga efecto sobre su comportamiento, este ha tenido que vivir en sus carnes un zapatillazo, eso seguro, y que en muchos casos, si no en todos, ha sido sujetándonos para que no nos escapáramos, por lo que no teníamos defensa. Quién no se ha llevado un zapatillazo en la mano al cubrirse el trasero para que no le dieran con la zapatilla?


"Alguna vez me soltó un cachete"

Mi padre solo me pegó una vez, fue una bofetada en la cara en el portal de mi casa. No recuerdo por qué fue (por lo tanto no es que consiguiera que aprendiera ninguna lección con ella) pero de lo que estoy segura es de que estaba muy enfadado. Pues bien, en aquella época en la que mi madre me pegaba más veces, me sentó peor psicológicamente la bofetada de mi padre que los zapatillazos de mi madre, porque él nunca me había pegado, de hecho nunca me había reñido, de eso se encargaba mi madre, que era la que nos crió básicamente porque él no se encargaba de nosotras como hacen los padres de hoy en día. Vivíamos todos juntos y él era mi padre, pero nunca me daba besos y abrazos, nunca nos hacía la comida ni nos aseaba, ni nos vestía ni iba a comprarnos ropa, ni a buscarnos al colegio. Tal vez por esa distancia que había entre él y nosotras no me pareció bien que me pegara, como si no tuviera derecho a hacerlo. Aún recuerdo aquella sensación de incredulidad, tocándome la mejilla ardiendo y mirándole a la cara, todo enfadado conmigo. Pero no lloré. Raro, no?

Pero por qué decimos "soltar un cachete" y no "pegar una bofetada" o "dar un azote"? Porque un cachete es mucho más sutil, es com el "pum pum" con la mano floja que se les da a los peques en el culete casi sin que se enteren, y sinceramente no creo que después se acuerden de ello, porque ni duelen ni educan a largo plazo, sino que solo avisa de que algo está mal en ese mismo momento. Además un cachete no se le da a un niño mayor, a este se le da una bofetada o un azote, sí, pegar y azotar, aunque no las queramos usar esas son las palabras que definen mejor lo que los padres nos hacían, porque sí que nos dolía, vamos, que todos sabemos que no nos daban cachetes, nos pegaban y punto. El único cachete que nos damos los adultos es el de una pareja que lo hace cariñosamente en el culo del otro cuando se cruza por casa con sentido más sexual, o el que se dan los compañeros de equipo para animarse, no lo que hacen los padres a los niños para "educar".

Por lo tanto no podemos defender que algún cachete de vez en cuando nos ayude a tener más respeto hacia los demás, o al menos hacia nuestros padres. Más bien era con sus bofetadas o sus azotes cuando aprendíamos que nos habíamos portado mal para ellos. Mi madre me pegó, como a muchos otros niños les pegaron sus padres, no me podía quejar de aquello porque todos los niños que yo conocía vivían lo mismo en casa. Era lo normal. Los padres hablaban de ello sin tapujos. Después, de adulto, hablando con los amigos, te das cuenta de que casi todos pasábamos por esto y siempre acababas riéndote de las situaciones, de cómo les hacíamos enfadar con lo fácil que podía haber sido el obedecerles. Sentíamos que habíamos sido algo rebeldes y noshabíamos ganado lo que nos daban... Pero era un mal común, no pasaba nada.

Mi madre me pegaba cuando volvía a casa con el pantalón roto en las rodillas. Yo era una niña muy movida, siempre estaba corriendo y saltando y por supuesto eso implicaba tropezar a menudo, por lo que he roto muchos pantalones a lo largo de mi infancia, todos ellos comprados por mi madre con mucho sacrificio porque no andábamos muy bien de dinero. Asi que antes de zurzírmelos yo tenía que entender que había hecho algo que no debía, romper los pantalones. Claro que yo lloraba nada más caerme al suelo por haber roto los pantalones que por haberme hecho una herida en la rodilla, porque ya sabía que mi madre se enfadaría, había hecho lo que no debía, romper de nuevo los pantalones. Y luego tocaba de nuevo llorar, porque sabía que "cobraría" (como se dice de forma sutil cuando van a pegarte) y lo haría merecidamente. porque abía hecho lo que no debía, romper los pantalones otra vez. Sí, era como un mantra, siempre pensaba en lo mismo, lo mala niña que había sido por aquello, sin darme cuenta de que la única solución para que no volviera a pasar era que dejara de corretear y así no correría el riesgo de tropezar, caerme al suelo, y rasgar los pantalones. Y podía tener una buena herida en la rodilla y un rasponazo en las manos, que lo que más me dolía mientras aguantaba el escozor del agua oxigenada era la bronca de mi madre y la bofetada merecida por desobediencia. Y cuanto más lloraba por lo mal que me sentía más me gritaba mi madre para que dejara de llorar... Y así seguíamos un buen rato, como un círculo vicioso, yo llorando y mi madre riñéndome por quejarme, hasta que una de las dos se cansaba.

Trauma infantil llamado "respeto a los demás"

No veo bien que se haga burla de los traumas infantiles, que son cosa seria. Por otra parte, todos los que hemos sido niños criados a zapatilla y "cachete" sabemos de mayores que al final te quedas con lo bueno de tus padres y olvidas aquellos momentos en los que llorabas porque tus padres te reñían, pues eran tantos... y siempre en situaciones tan parecidas... 

Pero creo que la frase es bastante acertada, en su conjunto, gracias a que mi madre me pegaba yo respeto más a los demás, o mejor dicho:

A consecuencia de que mi madre me pegaba, 
yo respeto más a mi hija, 
y por eso no le pego ni le pegaré nunca.


Exacto, y a esto quería llegar. Estoy totalmente en contra de dicho cartelito! De que se promueva sutilmente el pegar a los niños, de hacer creer que son merecedores de las bofetadas, cachetes, zapatillazos, azotes e insultos por parte de sus progenitores y en general de cualquier persona.


Eso es violencia

Como he dicho al principio siempre pensé que pegaría a mis hijos y que los educaría igual de bien que mi madre me educó a mi. A día de hoy me retracto de mis palabras y reconozco haberme equivocado en mi opinión con los niños. Creo que todos los humanos merecemos el respeto de los demás, más si cabe si viene de nuestra familia. Los niños merecen respeto por parte de sus padres, y estos no tienen derecho alguno a infringirles daño solo por estar a su cargo y "ser de ellos".

Sigue en Trauma infantil llamado "respeto a los demás" (2da parte)

No hay comentarios:

Publicar un comentario