jueves, 29 de noviembre de 2018

Trauma infantil llamado "respeto a los demás" (2da parte)

Como dije al principio del post anterior (Trauma infantil llamado "respeto a los demás" 1ra parte) siempre pensé que pegaría a mis hijos y que los educaría igual de bien que mi madre me educó a mi. A día de hoy me retracto de mis palabras y reconozco haberme equivocado en mi opinión con los niños. Creo que todos los humanos merecemos el respeto de los demás, más si cabe si viene de nuestra familia. Los niños merecen respeto por parte de sus padres, y estos no tienen derecho alguno a infringirles daño solo por estar a su cargo y "ser de ellos".


Que los niños desobedecen? 

Pues claro, ellos nos hacen caso cuando quieren, sobre todo cuando son muy pequeños, pero no podemos pedirles obediencia sin más. Son personas humanas, han nacido con una inteligencia que solo saben usar para sobrevivir, el resto para ellos es juego y diversión. No se puede pedir a un niño que haga algo "porque sí" pues ni ellos mismo actúan bajo esa premisa. Los niños hacen o deshacen porque quieren experimentar, porque les gusta, por hacer gracia, para aprender... pero no para hacernos enfadar o para hacer enfadar a otro niño. Nosotros "obedecemos" a nuestros superiores en el trabajo, o las normas de tráfico y de circulación (y no siempre) porque sabemos que detrás de la no obediencia puede haber consecuencias graves como un trabajo mal hecho o un accidente. Pero si en algún caso alguna norma de obediencia está en contra de nuestros principios intentamos enfrentarnos a ella, nos oponemos esperando comprensión, o al menos aceptación, sinque por ello recibamos una bofetada o un azote, pues en ese caso sería violencia.

Que los niños no saben comportarse? 

Sí saben, se comportan como niños! Ya irán aprendiendo que en la sociedad hay unas normas de convivencia que es mejor seguir para que todos estemos más contentos: silencio en las bibliotecas, no gritar en espacios públicos, no correr entre la gente de la calle, no tirar cosas al suelo, no mover los objetos de sitio si no estamos en nuestra casa... Pero necesitan tiempo para aprenderlo. Son normas que hemos puesto los adultos, que no están escritas en ningún sitio y que no se suelen seguir en casa, así que las irán conociendo a medida que sus padres vean que no las conocen y por tanto las incumplen. Pero claro, ante todo debemos de ser nosotros los que prediquemos con el ejemplo, en todas las ocasiones, porque los niños no saben de excepciones (no entenderán por qué no se tiran cosas al suelo si un día vieron a su tío tirar el envoltorio de un chicle). Y si es la primera vez que ven un árbol de navidad gigante en un centro comercial y van a coger los adornos no debemos reñirlos, sino apartarles y decirles que no. Y si inmediatamente después vuelven a por ellos, debemos comprender que es que les llama muchísimo la atención, no lo pueden evitar, dejemos que lo hagan pues a nuetstro lado y con cuidado, pero no debemos pegarles o gritarles y llamarles desobedientes o malos. Es como si vamos con nuestra pareja por la calle y se queda embobada en un escaparate y le decimos, "vamos que llegamos tarde" pero no quiere moverse de allí porque ha visto algo que le encanta, que le ha llamado la atención y decide entrar para hacerse fotos con ese producto que le ha encandilado... Entramos detrás de nuestra pareja a reñirla y pegarle por hacernos lleagar tarde y quedar en ridículo? No, porque sería violencia.

Que los niños son malos? 

No debemos creer en la maldad de los niños que nunca antes han estado rodeados de ella, porque si no la han conocido, si no la han experimentado lo más seguro es que no sepan ni lo que es hacer algo con maldad, eso se aprende. Y eso se ve claramente en los niños que no van a la guardería y que nunca les han pegado, o aquellos que sus padres, tutores o cuidadores se toman siempre muchas molestias en intentar que entiendan las cosas de la mejor forma posible y siempre con mucho cariño, porque estos niños llevan una inocencia en su forma de ser que parecen más tontos que los demás, pero no es que sean tontos, sino que no conocen la maldad. Tienen picardía, pero no la utilizan para hacer enfadar s a sus padres o hacer llorar a otro niño, no al menos voluntariamente y a conciencia. De hecho, no creo que exista niño pequeño (entre 1 y 3 años) que le guste ver llorar a otra persona o a otro niño.

Por qué pegamos a los niños?

Hoy sé que si pegamos es por nuestra propia rabia, porque somos nosotros los que nos sentimos mal, no porque la otra persona se lo merezca, pues creo que un hijo nunca se merece que le hagamos daño. He visto cómo unos amigos pegaban a su hija de dos años por coger las figuritas de porcelana que había en el mueble de su casa, figuritas que estaban allí desde antes de que ella naciera. Sí, la riñeron y pegaron unos buenos azotes en el culo acompañados de zarandeo, posiblemente porque ya en otra ocasión había roto algo, no lo sé,  pero debía aprender que eso no se coge. Y digo yo, no habría sido más fácil cambiar las cosas de lugar y poner a su altura solo aquello que la peque pudiera coger o tocar sin problema? De mayor ya sabrá perfectamente que la porcelana y el cristal se rompen, pero es que aún así no creo que más adelante tenga ninguna necesidad de coger esas cosas, seguro que no serán de su interés. Sé que mi madre me pegaba porque le ponía de los nervios cómo lloraba o que me estuviera quejando siempre de mi hermana que me chinchaba y me pegaba (sí, he recibido muchas veces de mi hermana y después de mi madre por quejarme tanto), y es que para ella siempre fue la débil y yo la fuerte, no sé bien por qué, pues a día de hoy aún cree en ello, por eso cuando reñíamos a mi me pegaba y a ella le hablaba para que comprendiera que no debíamos comportarnos así. Le dolía en el alma que rompiera los pantalones y no poderme llevar nunca vestida con unos sin remendar. Pero aún le molestaba más, estoy segura, que aunque me pegara con la zapatilla volvía siempre a caer en el mismo comportamiento, llorar cuando me peleaba con mi hermana e ir corriendo a todos lados. Alguien le tenía que haber dicho que tal vez yo también era débil, que todo me afectaba mucho y que lo que necesitaba era ropa barata para ir al cole y salir a jugar y un abrazo muy fuerte cuando mi hermana me chinchara. Pero ahora ya es tarde, y tarde será para los padres que ya hayan pegado varias veces a sus hijos, pues el daño ya está hecho. Pero siempre se pude dejar de hacer y pedir perdón.

Pedir perdón

Eso que tanto intentamos inculcar a los niños y que tan mal se nos da hacer a los adultos es pedir perdón. Yo nunca ví arrepentimiento en la cara de mi madre cuando me pegaba. Ya he dicho que nunca fue tanto como para asociarlo a malos tratos en mi opinión (* la única vez que realmente sentí que me dio una paliza la cuento al final del post), y jamás me pidió perdón por ello. No sé si es algo general de los padres o solo de mi familia, pero con el tiempo yo aprendí a pedir disculpas. Si algo me diferenciaba de ellos es que por cada uno de mis actos que les hacía enfadar o disgustaba yo sentía una pena muy grande y creía estar en deuda con ellos. A mi hija de menos de dos años ya le he llegado a pedir perdón un par de veces por enfadarme (y eso que solo pegué un grito y nada más, pero con ello la hice llorar, y me sentí avergonzada y tan disgustada como ella). No negaré que puede que un día se me escape una bofetada, o un azote, seguro que algún día no podré contenerme, estaré tan cansada, agobiada y además sola, sin que nadie me pueda relevar, que por mucho que intente evitarlo caeré en la maldición de que todo padre algún día pegó a su hijo, pues hasta mi propio padre lo hizo, como conté en el post anterior, una única vez, la única que no sentí tanto dolor físico como psicológico y la única vez que no lloré. Intentaré contar hasta 10 siempre que me estrese, intentaré estar ocupada, irme de la habitación donde esté surgiendo el conflicto e intentaré que eso no suceda, pero lo que sí que puedo asegurar es que si pasa me sentiré fatal y pediré perdón a mi hija por ello, al igual que si se me fuera la mano con otra persona.

Esto no quiere decir que el pegar a nuestros hijos esté justificado y baste con pedirles perdón después. No debemos pegar a nuestros hijos bajo ningún concepto, porque si tenemos esa "necesidad" el problema es nuestro que no somos capaces de aguantar, no de ellos. No hay ningún acto de nuestros seres queridos que justifique el que  les peguemos, y qué son nuestros hijos sino los seres que más amamos en el mundo? Pues eso, pidámosles perdón cada vez que que les hacemos daño, cada vez que se llevan un disgusto por nuestro enfado. Pidamos perdón y ellos se sentirán también  con ganas de abrazarnos y darnos un beso para pedir disculpas por habernos hecho enfadar, como en cualquier relación de pareja que se precie de ser comprensiva y amorosa.

Libro "Bésame mucho" de Carlos González

Debo dar las gracias a Carlos González por haber escrito el libro "Bésame mucho" y haber conseguido que me diera cuenta  poco a poco de que en el fondo sí que tengo una herida, y que realmente el que mi madre me pegara influyó en mi vida, y seguirá influyendo, porque mi carácter fue tocado de forma violenta, dosificada, sin llegar a asumirlo como malos tratos, y sin llegar a generar en mi un sentimiento de odio hacia el mundo que hiciera que yo fuera otra madre con zapatilla en mano o que despreciara a  mis padres por ello. Porque aún así, les quiero, sobre todo a mi madre, la quiero muchísimo.

No puedo explicar lo que he llorado leyendo este libro. No puedo explicar la de veces que he tenido que dejar de leer y cerrar los ojos para recordar momentos de mi niñez, en esas veces que mi madre me pegaba una sola bofetada merecida y que a día de hoy no recuerdo por qué había sido y por ende no creo que fuera educativa en el respeto a los demás.

Hay una fragmento del libro de Carlos González con la que me siento muy identificada:

"El niño crece con la necesidad de justificar a sus padres. Los hijos quieren a sus padres con locura y sienten la obligación de justificarlos. Todo lo que hicieron mis padres, bien hecho estuvo. Si yo no pego a mis hijos, es como si les pasase por la cara a mis padres que hicieron mal en pegarme a mí."

Cierto Carlos, esa era la sensación que siempre tuve yo y creo que a lo largo de lo que he escrito se refleja, y es por eso que nunca hablaré de este tema con mi madre, nunca le diré lo mal que me hace sentir pensar que a mi me pegaba más que a mi hermana, siendo yo una niña buena que nunca me metía con nadie. Y por ello, para que no se sienta mal, que es una persona mayor, y por respeto a ella, no dejaré que lea esto nunca.


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Trauma infantil llamado "respeto a los demás" (1ra parte)

Mi madre en ocasiones me tiró una zapatilla, mi padre alguna vez me soltó un cachete.
A consecuencia de eso desarrollé un trauma infantil llamado "respeto a losdemás"

Quiero comentar el cartel que siempre anda circulando por las redes sociales con el texto que he dejado escrito en las primeras líneas de este post y empezaré diciendo que a mí me pegaba mi madre de niña y siempre dije que no tenía un trauma por ello. Incluso en varias ocasiones lo comenté con otra amiga mía a la que le pegaba su padre, y opinaba como yo, que no por eso tenía un trauma y que reconocía que a veces era ella la que le iba buscando las vueltas al padre hasta que le soltaba una bofetada, "como si lo estuviera deseando" decía ella misma. A día de hoy me consta que esta amiga y su marido sí que pegan a sus hijos cuando "deben hacerlo".

Siempre pensé que pegaría a mis hijos

Siempre pensé que educaría a mis hijos igual de bien que lo hizo mi madre conmigo. Me considero una persona respetuosa con los demás, empática, cariñosa... Pero sobre todo una persona con sentido común. Supongo que todo eso tenga que ver con la forma en la que me educaron. Me gustaba ir al colegio y sacaba buenas notas, pero nunca tuve muchos amigos porque vivía más o menos lejos de la escuela y con quien me tocaba jugar siempre era con mi hermana. Como ella es 4 años mayor que yo, casi siempre se dedicaba a chincharme, y yo, sentimental por naturaleza, lloraba por ello y por cualquier tontería que ella me hacía. Mi madre se enfadaba al vernos pelear, pero lo que peor llevaba era oirme llorar de forma escandalosa, así que me solía propinar una bofetada (en cara, culo, o donde pillara) para que me callara. A ella no, a ella no le pegaba, o al menos no recuerdo haberlo visto nunca, como era la mayor, hablaba con ella y le pedía que me dejara en paz. Lo que mi madre conseguía pegándome era que llorara a escondidas, pero nunca dejé de llorar porque mi hermana me chinchara, nunca deje de quejarme, y por ende siempre acabé con una bofetada en la cara o un azote en el culo. Cuando crecí me dí cuenta de que no me gustaban los niños chillones y llorones, o en general ningún niño. Más bien me molestaban y pensaba que sus padres no les estaban educando bien, y que se merecían un buen cachete para que fueran buenos, como yo, que fuera de casa jamás monté un numerito, ni di guerra, ni me movía del sitio donde me dijeran que me tenía que poner. Nuestros padres siempre estuvieron orgullosos del comportamiento de sus dos hijas, porque realmente éramos muy buenas niñas. Por eso yo pensaba que a mis hijos les pegaría cuando se lo merecieran, porque habían de aprender a no subirse a la chepa a los padres y respetar sus palabras, y que eso no significaría que no les quisiera igual, pues sé lo mucho que me quería mi madre y que para ella lo más importante en el mundo siempre hemos sido mi hermana y yo.

"En ocasiones me tiró la zapatilla"

Creo que quien defiende esta idea sabe de sobra que con una o dos veces que tu madre te tire la zapatilla no le vas a tener más respeto. Para creer que con la zapatilla se consigue más obediencia hace falta tirarla muchas veces pero sobre todo haber pegado con ella otras cuantas, las justas y necesarias para que cuando el niño vea  a la madre descalzarse eche a correr o comience a portarse bien o a obedecer. Por qué? Pues todos los que hemos tenido una "madre-zapatilla-voladora" sabemos que duele más que te den con la suela de la zapatilla que con la mano. No hay otra. Así que ese "en ocasiones" intenta disimular lo que en la realidad vivíamos antes, que era un abuso de "me quito la zapatilla?" "Me la quito?" "Quieres que me quite la zapatilla?" un montón de veces al año. Y, lo que ya he dicho, que para que esa frase tenga sentido ante un niño, antes de que un lanzamiento de zapatilla tenga efecto sobre su comportamiento, este ha tenido que vivir en sus carnes un zapatillazo, eso seguro, y que en muchos casos, si no en todos, ha sido sujetándonos para que no nos escapáramos, por lo que no teníamos defensa. Quién no se ha llevado un zapatillazo en la mano al cubrirse el trasero para que no le dieran con la zapatilla?


"Alguna vez me soltó un cachete"

Mi padre solo me pegó una vez, fue una bofetada en la cara en el portal de mi casa. No recuerdo por qué fue (por lo tanto no es que consiguiera que aprendiera ninguna lección con ella) pero de lo que estoy segura es de que estaba muy enfadado. Pues bien, en aquella época en la que mi madre me pegaba más veces, me sentó peor psicológicamente la bofetada de mi padre que los zapatillazos de mi madre, porque él nunca me había pegado, de hecho nunca me había reñido, de eso se encargaba mi madre, que era la que nos crió básicamente porque él no se encargaba de nosotras como hacen los padres de hoy en día. Vivíamos todos juntos y él era mi padre, pero nunca me daba besos y abrazos, nunca nos hacía la comida ni nos aseaba, ni nos vestía ni iba a comprarnos ropa, ni a buscarnos al colegio. Tal vez por esa distancia que había entre él y nosotras no me pareció bien que me pegara, como si no tuviera derecho a hacerlo. Aún recuerdo aquella sensación de incredulidad, tocándome la mejilla ardiendo y mirándole a la cara, todo enfadado conmigo. Pero no lloré. Raro, no?

Pero por qué decimos "soltar un cachete" y no "pegar una bofetada" o "dar un azote"? Porque un cachete es mucho más sutil, es com el "pum pum" con la mano floja que se les da a los peques en el culete casi sin que se enteren, y sinceramente no creo que después se acuerden de ello, porque ni duelen ni educan a largo plazo, sino que solo avisa de que algo está mal en ese mismo momento. Además un cachete no se le da a un niño mayor, a este se le da una bofetada o un azote, sí, pegar y azotar, aunque no las queramos usar esas son las palabras que definen mejor lo que los padres nos hacían, porque sí que nos dolía, vamos, que todos sabemos que no nos daban cachetes, nos pegaban y punto. El único cachete que nos damos los adultos es el de una pareja que lo hace cariñosamente en el culo del otro cuando se cruza por casa con sentido más sexual, o el que se dan los compañeros de equipo para animarse, no lo que hacen los padres a los niños para "educar".

Por lo tanto no podemos defender que algún cachete de vez en cuando nos ayude a tener más respeto hacia los demás, o al menos hacia nuestros padres. Más bien era con sus bofetadas o sus azotes cuando aprendíamos que nos habíamos portado mal para ellos. Mi madre me pegó, como a muchos otros niños les pegaron sus padres, no me podía quejar de aquello porque todos los niños que yo conocía vivían lo mismo en casa. Era lo normal. Los padres hablaban de ello sin tapujos. Después, de adulto, hablando con los amigos, te das cuenta de que casi todos pasábamos por esto y siempre acababas riéndote de las situaciones, de cómo les hacíamos enfadar con lo fácil que podía haber sido el obedecerles. Sentíamos que habíamos sido algo rebeldes y noshabíamos ganado lo que nos daban... Pero era un mal común, no pasaba nada.

Mi madre me pegaba cuando volvía a casa con el pantalón roto en las rodillas. Yo era una niña muy movida, siempre estaba corriendo y saltando y por supuesto eso implicaba tropezar a menudo, por lo que he roto muchos pantalones a lo largo de mi infancia, todos ellos comprados por mi madre con mucho sacrificio porque no andábamos muy bien de dinero. Asi que antes de zurzírmelos yo tenía que entender que había hecho algo que no debía, romper los pantalones. Claro que yo lloraba nada más caerme al suelo por haber roto los pantalones que por haberme hecho una herida en la rodilla, porque ya sabía que mi madre se enfadaría, había hecho lo que no debía, romper de nuevo los pantalones. Y luego tocaba de nuevo llorar, porque sabía que "cobraría" (como se dice de forma sutil cuando van a pegarte) y lo haría merecidamente. porque abía hecho lo que no debía, romper los pantalones otra vez. Sí, era como un mantra, siempre pensaba en lo mismo, lo mala niña que había sido por aquello, sin darme cuenta de que la única solución para que no volviera a pasar era que dejara de corretear y así no correría el riesgo de tropezar, caerme al suelo, y rasgar los pantalones. Y podía tener una buena herida en la rodilla y un rasponazo en las manos, que lo que más me dolía mientras aguantaba el escozor del agua oxigenada era la bronca de mi madre y la bofetada merecida por desobediencia. Y cuanto más lloraba por lo mal que me sentía más me gritaba mi madre para que dejara de llorar... Y así seguíamos un buen rato, como un círculo vicioso, yo llorando y mi madre riñéndome por quejarme, hasta que una de las dos se cansaba.

Trauma infantil llamado "respeto a los demás"

No veo bien que se haga burla de los traumas infantiles, que son cosa seria. Por otra parte, todos los que hemos sido niños criados a zapatilla y "cachete" sabemos de mayores que al final te quedas con lo bueno de tus padres y olvidas aquellos momentos en los que llorabas porque tus padres te reñían, pues eran tantos... y siempre en situaciones tan parecidas... 

Pero creo que la frase es bastante acertada, en su conjunto, gracias a que mi madre me pegaba yo respeto más a los demás, o mejor dicho:

A consecuencia de que mi madre me pegaba, 
yo respeto más a mi hija, 
y por eso no le pego ni le pegaré nunca.


Exacto, y a esto quería llegar. Estoy totalmente en contra de dicho cartelito! De que se promueva sutilmente el pegar a los niños, de hacer creer que son merecedores de las bofetadas, cachetes, zapatillazos, azotes e insultos por parte de sus progenitores y en general de cualquier persona.


Eso es violencia

Como he dicho al principio siempre pensé que pegaría a mis hijos y que los educaría igual de bien que mi madre me educó a mi. A día de hoy me retracto de mis palabras y reconozco haberme equivocado en mi opinión con los niños. Creo que todos los humanos merecemos el respeto de los demás, más si cabe si viene de nuestra familia. Los niños merecen respeto por parte de sus padres, y estos no tienen derecho alguno a infringirles daño solo por estar a su cargo y "ser de ellos".

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miércoles, 21 de noviembre de 2018

La historia interminable de nuestro destete

Hace ya dos meses que comenzamos con el destete . En principio iba a ser un destete progresivo tan solo de lactancia nocturna, pero poco a poco se fue convirtiendo en un destete general. Sabíamos que "progresivo" significaría lento, y así lo fuimos haciendo, con tranquilidad y paciencia tanteando cada día para ver qué toma podía sustituirse por otro tipo de comida o por un juego. Pero lo que nunca pensamos es que nos llevara mucho más de un mes el conseguir el destete por la noche para que la peque durmiera más horas seguidas y al despertarse de madrugada le bastara con beber agua y no reclamara la teta.


Pues bien, han pasado ya dos meses y aún mama 3 veces al día, de las cuales una es antes de dormir por la noche y la otra antes de levantarse por la mañana, pero aún se despierta de madrugada reclamando teta a gritos y sin querer beber agua. Aquello que tan bien nos funcionó cuando estuvimos malas de la garganta hace un mes, sí, eso de hacer que bebiera un poco de agua antes de la teta, ya no sirve. No hay quien consiga que beba agua por la noche. Solo quiere teta, y al no tenerla se duerme, pero no sin antes haber estado un buen rato llorando, gritando, intentando desnudarme, arañándome o dándome patadas en la cama. Sigue durmiendo entre mi chico y yo, así que no es que la dejemos llorar a solas. Nosotros le hacemos caso, le damos mimos, intentamos que se relaje, que comprenda, que duerma... Pero al final acaba rendida y es eso lo que hace que vuelva a dormirse de nuevo. No es bonito, no. Ojalá no tuviera que ser así, pero somos dos partes en esto de la lactancia, ella y yo, y yo no quiero seguir. Así que sí es progresivo, pero no significa que no sea "doloroso" para ambas.

La peque ya bebe leche de vaca casi cada día, y aunque no es mucha (entre 40 y 100ml por la mañana) ya no le hace ascos, y además toma otros lácteos, por lo tanto a un mes de cumplir dos años y con lo bien que está comiendo ultimamente, no me preocupa tanto la lactancia materna en lo que a la parte de alimentación y nutrientes se refiere. Lo que más me aflije es ver cómo se aferra a mi pecho cuando la tiene por la noche, sin querer soltarla aunque ya se haya vaciado y no quede leche por tomar. Y le cuesta mucho más que hace un par de meses soltarse y ponerse a dormir. Hay que distraerle contándole un cuento, diciéndole lo que va a hacer mañana o simplemente acurrucarla entre los brazos evitando que se ponga de nuevo a pelear contra el mundo a oscuras. Lo que sí que ha sucedido en este tiempo es que ahora duerme hasta 6 horas seguidas y en algún momento se puede desvelar levemente para hablar o moverse en la cama y seguir durmiendo.

Me equivoqué con mi pronóstico

En el blog anterior yo comentaba que creía que para cuando cumpliera los 23 meses la lactancia se habría terminado, pero no es así. Seguimos con esas tres tomas cada 8 horas más o menos (a las 22:30, a las 7:30 y a las 14:30). Tan solo en un par de ocasiones ha prescindido de la toma de la tarde para dormir la siesta, y esto ha sido porque a esa hora, después de comer, hemos tenido que hacer algún viaje y entonces se ha dormido en el coche. Supongo que esto me haya ayudado a bajar la producción de leche, pues he llegado a estar casi 15 horas sin lactar, aunque llegada la noche, parecía que un pecho me iba a rebosar. De momento todo marcha bien en ese sentido y aunque acumule más horas de lo normal sin dar el pecho, no he notado ningún malestar  que indique una posible obstrucción mamaria.

¿Qué pasará ahora?

Pues visto lo visto no me atrevo a hacer planes. Me gustaría decir que mi hija cumplirá dos años sin pensar en la teta y que todos seremos felices y comeremos perdices en 2019, pero no puedo asegurar nada. Esto va como va, despacio y con cuidado de no cagarla severamente, porque lo que no deseo es estropear el buen recuerdo que podamos tener ambas de la lactancia materna. Pero eso sí, ya sé que me espera un mes por delante bastante duro. Bueno, a mi y a ella sobre todo, soy consciente de ello, incluso a su padre, porque todas las noches habremos de lidiar con no darle pecho y que se vuelva a dormir tranquila si se desvela, y en eso somos un equipo.

Lo que no se me ocurre es cómo conseguir que se quede dormida para la siesta si estamos en casa. Acabar quitando la toma de la mañana creo que será fácil, directamente no darle y ya está, levantarla de la cama conmigo y ponernos juntas a desayunar otra cosa. Además cuento con que la toma de la noche será la última en desaparecer. Pero, y la de la siesta? De día, espabilada, conmigo a solas en casa, a ver quién le dice que se ponga a dormir y se relaje, jajaja. De hecho es que si hay alguien más con ella no quiere dormir la siesta y si lo hace ya es muy tarde cuando se cansa de jugar, a eso de las seis de la tarde, como nos ha pasado varias veces al dejarla con su abuela. 

Si alguien sabe de alguna forma para conseguir que se duerma tranquilamente la siesta sin pecho, soy toda oídos.

Y ahí vamos, esperando que esto termine, dejando un buen recuerdo en ambas pero sin demasiada angustia de por medio. Qué largo está siendo el proceso, qué duro, y qué difícil, por eso llamo al post de hoy "la historia interminable de nuestro destete".

¿Cuánto suele durar un destete progresivo?

Primer intento de destete nocturno:

Segundo intento de destete nocturno:

Destete completo: