viernes, 12 de enero de 2018

Los juegos a la edad de un año: mejor con otros niños.

A medida que nuestro bebé crece va poniendo más interés en las cosas que le rodean, pero cuando de verdad despierta su ánimo de jugar es cuando se encuentra con otros niños.



Nuestra pequeña tiene ya un año, pero le cuesta ponerse a jugar sola. No quiere otra cosa que estar con papá, mamá o alguna de sus abuelas. Le gusta que le hablen y le digan cosas, y ella intenta contestar a su manera. Pero lo que más le atrae es interactuar con otros niños, de su edad o mayores. Si ve alguno en alguna tienda o restaurante se queda fija, parada frente a él y sonriendo a la espera de que le digan algo. Eso sí, cuando hay juguetes de por medio no tiene otro afán que conseguir aquella pieza que tenga el otro niño en la mano, aunque esto suele ser recíproco, y si el otro niño es también pequeño, entonces pueden estarse quitando juguetes el uno al otro continuamente. Y aunque la interacción al jugar no va más allá, no se hablan ni miran mucho, permanecen sentados en el suelo frente a los juguetes durante mucho más tiempo que si estuvieran solos o con un adulto. Cuando el niño con el que está es algo mayor que ella presta mucha más atención al juego porque es el niño mayor el que le incita a jugar, pues ya habla y se expresa y eso a ella le encanta: "vamos a mirar este cuento", "mira este coche cómo rueda", "coge la pelota"... Es como si jugara con uno de nosotros pero se le nota que le gusta más hacerlo con una persona más bajita, como ella.

Contacto físico:
Si un adulto le pide la manita siempre duda, incluso con nosotros, sus padres, pero si es otro niño el que se la pide se la da inmediatamente sin rechistar. 


También pasa si un adulto le pide un beso. Puede que se lo "tire" con la manita, o bien directamente vuelva la cabeza, pero si es un niño se lo tira o va a dárselo en la cara. De hecho a la edad de un año aún no se reconoce a ella misma en el espejo, pero no duda en darse besitos continuamente.



Juguetes:
También nos hemos dado cuenta de que hay juguetes que ella no "sabe" usar o que en principio no llaman su atención. En cambio, cuando otro niño se pone a jugar con sus juguetes consigue que ella se fije en ellos y a partir de entonces no solo le interesne sino que empiece a jugar con alguno a solas. Esto nos ha pasado por ejemplo con un teclado de música que tenía desde los 6 meses y al cual no le tocó ni una sola tecla hasta que no vio a otra niña 4 meses mayor que ella hacerlo. Desde entonces aprieta todos los botones y teclas que pilla por delante (de otros juguetes, teclado del ordenador, mando a distancia...). También pudimos observar que la otra niña, aunque sabía caminar, no sabía gatear, pero desde aquel momento, al ver cómo lo hacía nuestra hija, también ella comenzó a hacerlo. Y es que aprenden mucho más observando lo que hace la gente menuda como ellos que cuando nosotros pretendemos enseñarles directamente.
Creo que nuestra pequeña nunca ha llegado a tener un juguete favorito. Eso va por temporadas, y además cortas. Una semana le da por jugar con algún juguete musical, otra semana le da por jugar con una pieza de un juguete de construcción, o un sonajero... Eso sí, nunca le da por jugar con peluches y auqnue intentemos "darles vida" para que interactúe con ellos, normalmente los rechaza y tira al suelo. No sabemos por qué... ¿?



Libros y cuentos:
Algo que le encanta desde bien pequeña es pasar páginas. Al principio creíamos que sería una bruta y comenzamos a comprarle algunos libros de cartón grueso, que parece que eran más robustos y soportarían los golpes y tirones de la pequeña salvaje que tenemos por hija, jajaja. Pero al ir creciendo ha ido cambiando su forma de tratar las cosas y comienza a ser algo más delicada, así que viendo que los folletos de publicidad que le dábamos para destrozar ya no los rompía "tanto" le compramos algún cuento de páginas plastificadas. Pues oye, ahora son sus preferidos, porque puede manosear mejor las hojas y pasarlas ella misma. Y cuando le da un arrebato de brutota solo consigue arrugar las páginas pero no romperlas.
El único juego que es capaz de aguantar sola durante bastante rato es el de coger sus cuentos y ojearlos, y dejamos que saque todos los que quiera, sobre todo antes de ir a dormir, a la vez que su padre le lee alguno de ellos. Le hemos colocado una caja con todos los cuentos que tiene de forma que pueda acceder a ellos desde la cuna (recordemos que en la cuna solo se duerme siestas, pues aún colecha con nosotros porque sigo dándelo el pecho de noche). Ella los va sacando uno a uno, y los va ojeando (es una superdotada, en 10 segundos acaba con cada cuento.... jajaja). Nos encanta escuchar cómo habla cuando los mira y a veces nos los da a nosotros para que le contemos cosas sobre los dibujos que se ven. Esto está ayudando también a que aprenda conceptos y a reconocer determinadas cosas en los dibujos como el gatito, la vaca, el coche, los calcetines... Y aprovechamos a enseñarle el ruido de los animales o de las cosas, cosa que a ella le divierte mucho y poco a poco va intentando imitar de nosotros.



Las cosas de casa:
Desde que gatea, y más ahora que camina, le da por investigar cada rincón de casa, y es posible que esta sea la razón por la que no juega demasiado con sus juguetes. Prefiere abrir cajones (los que dejamos que pueda abrir, los peligrosos los tenemos con un seguro), coger la ropa, los libros de la estantería, las pinzas de la ropa, los tetrabricks y botellas de plástico, los imanes de la nevera... Casi cualquier cosa le distrae e interesa mucho más que los juguetes de plástico. Está en una época de investigar el mundo y dejamos que lo haga, pero con mucho cuidado manteniéndola siempre bajo nuestra mirada, con los enchufes protegidos, los armarios anclados a la pared...



Juegos al aire libre:
De momento es muy pequeña y solo ha probado los columpios y el tobogán pequeño cuando a penas sabía caminar. Ahora hace mucho frío y los parques están mojados, así que no sabemos si sabiendo caminar nos pedirá ir a más sitios en la calle para jugar, pero imagino que pronto eche a correr detrás de otros niños que estén jugando con la pelota, o se distraiga arrancando hierbas de los jardines o ya veremos qué.

Guardería:
Nuestra hija no va a la guardería y nunca ha ido pero sí que puedo dar mi opinión, la que tengo en principio como todo padre primerizo que se plantea si llevar o no a su hijo a una guardería. Por suerte puedo estar con mi hija todo el día y a veces alguna de sus abuelas, pero en mi opinión no es tan necesario como intentan hacernos creer a veces diciendo que es bueno que los niños vayan a las guarderías para que se relacionen con otros niños. Basta con bajarles al parque o invitar a casa a sus primitos o hijos de amistades nuestras (cuando los hay). Recordemos que las guarderías se inventaron por la necesidad de dejar a los niños con alguien especializado para cuidarlos cuando los padres deban ausentarse durante unas horas y cuando coger una niñera sale más caro de lo que podemos o estamos dispuestos a pagar. No nos engañemos, los niños donde mejor están es en su casa o jugando en la calle y no en un recinto encerrados, aunque sea con otros niños. Eso no les hará más listos, ni más sociables, ni más espabilados, a lo sumo para lo que sirven es para el beneficio de los padres, porque no puedan ocuparse de sus hijos por trabajo o porque deseen tener algún rato libre para ellos. Pero de esto me gustaría hablar en otro post.


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